La
Familia Auliniana con sus distintas ramas -Colaboradores, Amigos, Fraternité
Aulinienne, familiares de las "Operarias", miembros de Asociaciones-,
refleja la idea profética de Magdalena Aulina cuando en 1933
decía:
La
reconquista de las almas para Cristo se operará más fácilmente
y de manera más estable el día en que, para marchar a
la vanguardia de esa operación apostólica como tropa de
choque, se cuente con un ejército de laicos que se disponga a
vivir la propia vida, inflamada por una caridad que a ratos ha de llegar
al heroísmo
La
Familia Auliniana responde a la amplia visión y acción
evangelizadora que el Espíritu Santo inspiró a Magdalena
Aulina que quería y soñaba "hacer Iglesia".
Es decir, tenía clara conciencia que todos somos hijos de Dios
y que Jesucristo dio su vida y rescató a todos los hombre, por
tanto, en virtud del bautismo, todos estamos llamados a ser santos.
Es
en este "todos" que se centraba la acción
original de Magdalena, que envolvía a familias enteras, a hombres
y mujeres de toda clase.
Hoy,
la Iglesia reconoce a pleno título la "llamada universal"
a la santidad. El Espíritu se lo hizo percibir a Magdalena ya
a principios del siglo pasado: laicos, familias, sacerdotes y religiosos,
colaboraban con esta mujer fuerte, clarividente, que empujaba a todos
hacia la santidad. Todos formaban "Casa Nostra", este nombre
emblemático escogido por la misma Magdalena.
Hoy,
como ayer, las intuiciones de Magdalena, su afán de "hacer
Iglesia", su espiritualidad sencilla y profunda a la vez,
esa vida ordinaria, natural, vivida sobrenaturalmente, hecha de pequeños
actos, pero llenos de amor, atrae a muchos. Así han surgido grupos
espontáneos de amigos, de colaboradores, se ha constituido la
Fraternidad Auliniana con un programa más estructurado. Sacerdotes
y religiosos se interesan por el carisma y espiritualidad de Magdalena,
por la profundidad de su mensaje completamente evangélico. Todos
ellos forman la Familia Auliniana.
|